miércoles, 14 de febrero de 2018

Palabras pronunciadas por Fernando Gerbasi en la presentación, el 12 de febrero de 2018, del libro Siete Sellos: Crónicas de la Venezuela Revolucionaria. En el acto también intervinieron D. A. Muñoz Molina, Premio a las Letras Príncipe de Asturias 2013, Laura Cracco, escritora y poeta venezolana y Atanasio Alegre.


Siete Sellos, Crónicas de la Venezuela Revolucionaria, compilado por la escritora y profesora Gisela Kozak Rovero, es un excelente libro cuya intención, “es dar a conocer una tragedia, es  golpear –sí, golpear- la sensibilidad del lector de otros países de habla hispana que desconocen la dimensión íntima y personal que significa vivir en revolución bolivariana”. Me atrevo agregar que también los lectores venezolanos verán su sensibilidad golpeada con la lectura de estas 52 crónicas escritas, por lo general durante los años 2016 y 2017, por 31 autores que sin excepción, tratan una realidad que desde hace casi 20 años nos ha venido golpeando con disímil cadencia, hasta alcanzar en los últimos cuatro años, bajo la dictadura de Maduro, un ritmo demencial y diabólico.

Para Gisela Kozak siete son los sellos que a su entender caracterizan a la Revolución Bolivariana, a saber, el autoritarismo, el crimen, el hambre, la enfermedad, el martirio, la perversidad y la diáspora.

León Felipe Campos, en la introducción del libro describe la actual realidad venezolana de esta manera y la utilizo como introito: “Venezuela es un país desdibujado, hecho dolor y espejismo, en el que la mayoría de sus habitantes sufre y sobrevive tan bien como puede, a pesar de las mafias que imponen pautas”.

Hace exactamente cuatro años, el 12 de febrero de 2014, el gobierno de Nicolás Maduro desató una violenta y continua represión, lo que ha hecho más evidente la constante y sistemática violación de los DDHH de los venezolanos.

Venezuela atraviesa la peor crisis que conozca su historia. Hoy en día, a la crisis político – institucional existente, como consecuencia directa de la voluntad del oficialismo de aferrarse al poder, se agrega una crisis humanitaria de proporciones desconocidas y con consecuencias impredecibles.

El populismo caribeño, representado por el Socialismo del Siglo XXI, ha destruido a Venezuela.

Las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo las tiene Venezuela, sin embargo, su producción en enero de este año tan sólo alcanzó 1,64 millones b/d, el nivel más bajo en casi 30 años. La producción del país ha caído durante los últimos seis meses, y debe seguir cayendo como resultado de la deuda del sector, de la desinversión, la mala gerencia y una escandalosa corrupción.

En los últimos tres años la economía venezolana ha colapsado. El hambre se ha apoderado de la nación. Ahora, está matando también a los niños. Durante 2017, entre cinco y siete niños murieron semanalmente por desnutrición.

La crisis que vive el país se constata en la  escasez de alimentos esenciales; en la falta de medicamentos, así como en los racionamientos de agua y de electricidad. Como consecuencia de las políticas de expropiaciones –ya sea éstas de tierras o de industrias o de empresas-,  ataques a los productores, tanto agrícolas como industriales, los controles impuestos por el gobierno desde el 2003, la pésima gestión económica y la corrupción, en Venezuela actualmente no se produce nada o casi nada y si a ello agregamos  que más del 75% de lo que importa el país se hace a través del Estado, que en la actualidad carece de divisas, se comprende entonces los disturbios, protestas y los  saqueos de tiendas de comestibles ante la falta de alimentos.

La inflación alcanzó en  el 2017, el 2616%. Solamente en el pasado mes de diciembre llegó al 85%. El FMI prevé una inflación en el 2018 de 13.000%, otros expertos la llevan hasta un 200.000%. Es  un proceso nefasto que afecta a todas las familias venezolanas pero sin lugar a dudas a las de menores ingresos. Hoy en día como mínimo el 82% de la población (25.7 Millones de 31.1 millones) se encuentra en situación de pobreza.

Venezuela se está convirtiendo, a pasos agigantados, en un país de pobres como consecuencia del modelo intervencionista y controlador impuesto por la “Revolución Socialista”. El  ciudadano se ve sometido al control social del gobierno, que de esta manera le viola sus DDHH más elementales. A título de ejemplo dos casos. El primero de ellos es el programa de reparto de comida barata, ahora vital para el venezolano empobrecido por la hiperinflación,  a través de los CLAP’s (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) que tan solo en el mes de diciembre pasado atendió al 73% de la población venezolana. El gobierno controla el sistema y por tanto es el que decide quién recibe y quién no, lo que genera entre la población miedo a perder esa bolsa de comida y reduce  la protesta y la participación ciudadana.

El segundo ejemplo es el famoso “Carnet de la Patria", que es un documento de identidad electrónico que regula el acceso a alimentos y artículos de primera necesidad adquiridos en los (CLAP), así como a otros beneficios derivados de la Misiones Bolivarianas. Quien no tiene este Carnet no tiene acceso a esos beneficios, cae, por tanto,  en un Apartheid social. Este carnet consiente también al gobierno controlar los votos, lo que ocurrió  durante las recientes elecciones municipales y posteriormente en las regionales.

En fin, la crisis humanitaria por la cual atraviesa Venezuela es consecuencia de las malas y funestas políticas públicas puestas en prácticas, de la incapacidad gerencial,  así como de la corrupción que impera en el gobierno pero lo más grave es que el oficialismo  no acepta la existencia de una crisis humanitaria y por tanto rechaza la ayuda internacional.

Desde que se instauró el chavismo en Venezuela en 1999, se han producido en nuestro país más de 300.000 muertes violentas. Ello consecuencia de la inexistencia del Estado de Derecho, de la impunidad de los crímenes cometidos y de una política gubernamental laxa frente a la criminalidad. No es desatinado afirmar que estamos ante un régimen que ha favorecido, desde sus inicios, la violencia. Caracas encabeza la lista de las ciudades más violentas del mundo pero lo que es más grave aún es que entre las diez primeras, además de Caracas,  están también Maturín, Ciudad Guayana y Valencia.

De conformidad con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, con sede en Viena, el 60% de la cocaína que entra en Europa procede de nuestro país. Lo que es importante tener en cuenta es que las redes de narcotraficantes en Venezuela están, fundamentalmente, en manos de altos personeros del gobierno, sean estos civiles o militares, lo que ha hecho que Venezuela sea clasificada por muchos como un Estado narcotraficante. Estrechamente ligado a esto están los vínculos, que a lo largo de los años, el régimen ha tejido con el terrorismo internacional, llámese éste las FARC, ELN, Hizbolá o Hamas. Lo cierto es que cientos de pasaportes venezolanos sirven de tapadera a sendos terroristas.

Como consecuencia de todo lo anterior Venezuela que era un país receptor de inmigrantes se ha convertido, en pocos años, en un país de emigrantes.  En la actualidad más de tres millones de venezolanos conformamos la diáspora. Colombia, los Estados Unidos y España, son los países donde más se concentran los venezolanos. En España somos alrededor de unos 300.000. Ningún venezolano se siente ajeno a lo que ocurre en el suelo patrio, por lo tanto, quienes conformamos la diáspora estamos obligados a testimoniar permanentemente sobre la tragedia venezolana.

Concluyo estas palabras regresando al libro los  Siete Sellos, Crónicas de la Venezuela bolivariana. Siete Sellos  sobre los cuales nos invita a reflexionar Gisela Kozak Rovero, a través de la compilación que realizó. Para cada uno de ellos he escogido una o dos frases de las crónicas, que en mi opinión sintetizan a la Venezuela actual.

Autoritarismo:
“Si a finales del año pasado (2016), …….se instaló en el país la idea de que estamos en una dictadura, este 2017 solo confirma, por desgracia, que estamos en una dictadura violenta: este es el regreso de los gorilas”
Alberto Barrera Tyszka.

“Autoritarismo….es tal vez la palabra que define todas nuestras relaciones con las instituciones, sean cuales sean”
Raquel Rivas Rojas

Crimen:
“ …cuando la noche cae, especialmente entre las 6:30 de la tarde y las 9:00 de la noche, la actividad delictiva aumenta.  El miedo a que la oscuridad sirva de manto protector para el criminal ha hecho de Caracas un pueblo fantasma”
Andrea Pinza

Hambre:
Hecho en socialismo es sinónimo de producto escaso, raro y distribuido solamente a quienes manifiestan adhesión al oficialismo” “La verdad es que este modelo fracasó y la situación actual es de sálvese quien pueda”
Eloi Yagüe Jarque


Enfermedad:
“Hoy, la salud de todo un país está en terapia intensiva”
Leonardo Padrón

Martirio:
“Todas las cuentas arrojan el mismo resultado. En apenas tres años el régimen de Nicolás Maduro ha multiplicado exponencialmente las cifras de represión que Hugo Chávez poseía”
Leonardo Padrón

Perversidad:
“En el caso del chavismo, cosa en la que su máximo líder era una eminencia y Maduro un alumno aventajado, podemos cambiar estupidez por ignorancia y maldad por perversión y el resultado sigue siendo idéntico”
José Urriola

Diáspora:
“Y lo más importante es que andas tranquilo. La libertad tiene un precio y hay que pagarlo. Así suponga adioses y muchas lagrimas”
Pierina Sora

Muchas gracias!!

Casa América
12 de febrero de 2018.
Madrid.




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