miércoles, 27 de abril de 2016

Guerrilla y narcotráfico

Fernando Gerbasi


Cualquiera que sepa algo de historia, viva en la zona fronteriza colombo-venezolana, le interese las relaciones  internacionales o las políticas públicas, reconoce que las relaciones bilaterales entre Venezuela y Colombia han sido, son y serán de la mayor importancia para ambos países. Lamentablemente no siempre ha sido así. Durante largos decenios prevalecieron las disputas y la incapacidad de definir y acordar las fronteras terrestres. A partir de 1964, la cuestión de la delimitación de las áreas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela, o el diferendo, como se le conoció popularmente, marcaron la relación bilateral. Llegamos casi a una confrontación bélica en 1987, para tomar consciencia, tanto en uno como otro país, que era fundamental, en un momento de cambios profundos en las relaciones internacionales y particularmente en la geopolítica mundial, que la relación bilateral sólo podía progresar y sustentarse en una verdadera y sincera colaboración y cooperación.

De ahí los acuerdos de Caracas, Ureña y San Pedro Alejandrino, suscritos por los presidentes Virgilio Barco y Carlos Andrés Pérez en 1989 y 1990. Ellos fueron la base sobre la cual se construyó una década de cambios cualitativos y cuantitativos que fue ampliamente beneficiosa para las poblaciones de ambas naciones.

Lamentablemente, a partir del año 1999, con la llegada de Hugo Chávez al poder, paulatinamente lo bilateral se ideologizó hasta que se le dio preeminencia al vinculo con la guerrilla colombiana por encima de la relación normal con el legítimo y constitucional gobierno de Colombia. De ahí los desencuentros y diatribas entre Chávez y Uribe. Esta situación aparentemente se normaliza como consecuencia del primer encuentro entre el entonces recién electo presidente Juan Manuel Santos y Hugo Chávez, que tuvo lugar el 10 de agosto de 2010 en Santa Marta. Ahí nació su “nuevo mejor amigo”.

Todo lo anterior viene a colación porque preocupa el papel que nuestro país ha desempeñado durante estos tres largos años que han durado las negociaciones de paz y las consecuencias que éste pueda tener para Venezuela.

Siempre hemos dicho que la paz de Colombia es la paz de Venezuela y seguimos creyendo fervientemente en este axioma. Y, que el gobierno venezolano debe colaborar en la búsqueda de esta paz siempre y cuando le sea solicitado por el colombiano. Eso es lo que ocurre en el proceso negociador  de La Habana pero hay algunos peros…..

La paz de Colombia no puede significar, en ningún momento y por ninguna razón, que dos graves flagelos que ha tenido y tiene Colombia se trasladen a nuestro territorio. La violencia generada por la guerrilla y el narcotráfico.

No cabe duda que el proceso negociador que se inició con la firma del Acuerdo del 26 de agosto de 2012, fue concebido en La Habana. Consecuentemente, el gobierno venezolano pasó a desempeñar, desde el primer momento, el papel de “facilitador de logística y acompañante”. Ello significó que nuestro territorio sirvió para reuniones de la guerrilla  con el gobierno colombiano. Que el Secretariado de las FARC tuviese y tenga sede en Venezuela, y por tanto que los trasladásemos y los regresásemos de La Habana, según sea el caso. Que entorno a los líderes de las FARC, que están en Venezuela,  haya cientos –y por qué no unos miles- guerrilleros. En fin, que la guerrilla colombiana hace vida en nuestro país. Entonces, y frente a la profunda crisis en la que estamos sumidos vale la siguiente pregunta: ¿Cuál será la actitud y cómo reaccionará  esta guerrilla, que cohabita entre nosotros,  frente a un cambio de gobierno y un renacer democrático?

En cuanto al narcotráfico la situación, en nuestra opinión, es más grave, incluso porque es un problema de más difícil solución. Lo cierto es que hoy por hoy somos un importante país de tránsito, tanto hacia los Estados Unidos como hacia Europa. Un elevado porcentaje de la droga que se consume en el mundo pasa por Venezuela.  Debido al grado de corrupción y a la permisividad judicial en la que transcurre la vida nacional, miembros de instituciones nacionales con responsabilidades medulares, incluyendo la más esencial para la salvaguardia de la integridad territorial, están involucrados en el narcotráfico.

No hay que olvidar que el narcotráfico de Colombia está, hoy en día, íntimamente vinculado a la guerrilla, en particular a las FARC. Por lo tanto, los dos flagelos, guerrilla y narcotráfico conforman las dos caras de una misma moneda que deben ser evaluados también desde un punto de vista político.

25 de abril de 2016

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Publicado en www.elcorreodelorinoco.com

sábado, 9 de abril de 2016

Podemos es chavismo.

Fernando Gerbasi

El chavismo, desde sus inicios, buscó apoyo y reconocimiento internacional. En muchos casos lo consiguió, tanto de gobiernos como de movimientos sociales alternativos. Este apoyo y reconocimiento no fue ni es gratuito, responde, en la gran mayoría de los casos, al apoyo financiero y político  que les dio el gobierno venezolano. De ahí que este proceso se iniciara con el incremento internacional de los precios del petróleo que tuvo lugar a partir de mediados del año 2003.

Como consecuencia de los ingentes recursos financieros que recibió Venezuela, lo que fortaleció la capacidad geopolítica internacional de Hugo Chávez, éste pudo crear y fomentar instituciones y empresas regionales y lograr alianzas geoestratégicas internacionales. Destacan la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA, que tiene como pivote, tanto financiero como político a Venezuela. Con la reciente caída de los precios mundiales de los hidrocarburos este proceso, mal calificado de integracionista, comienza a debilitarse. Creó, además, a Petrocaribe y Telesur y logró, en compensación por el financiamiento otorgado, el apoyo de los Piqueteros y de la Madres de la Plaza de Mayo de Argentina, del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, de movimientos indigenistas de Bolivia, Ecuador y Perú. La guerrilla de las FARC, considerada por 33 países como organización terrorista al igual que el ELN, también apoyan al régimen chavista. Este también es el caso de Hamas, Hizbolá e incluso ETA, según jueces españoles. En este contexto se inscribió la estrecha relación con el gobierno iraní de Ahmadinejad.

Todo este tramado de apoyo y relaciones, generado por  el chavismo a lo largo de los últimos 12 años, lo que persiguió fue crear nuevos polos de poder con el fin de lograr el quiebre de la hegemonía del “imperialismo norteamericano” e imponer el parecer del Socialismo del Siglo XXI.

Es en este contexto de apoyos, reconocimientos y la generación en otros países de movimientos alternativos anticapitalistas que hay que analizar y evaluar el financiamiento que Hugo Chávez le dio a la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales, CEPS, contratando como asesores y pagándoles elevados salarios así como otras prebendas, a los que hoy forman la cúpula del partido Podemos. Chávez justificó su profundo entendimiento con ellos con base a la tesis central del CEPS: trabajar en el “fomento (de) consensos de izquierda”.

Nuevas informaciones periodísticas en España revelan que el gobierno venezolano pagó a la Fundación CEPS más de 7 millones de euros. Ellas se fundamentan en un punto de cuenta que el entonces ministro de Finanzas, Rafael Isea, sometiera con fecha 28 de mayo de 2008, a la consideración del presidente Hugo Chávez quien lo aprobó y rubricó con su firma. Lo que conviene destacar y tener presente, es la siguiente frase del punto de cuenta justificativa del desembolso: “El consiguiente apoyo económico que significara para la Fundación CEPS esta contratación, permitirá estrechar lazos y compromisos con reconocidos representantes de las escuelas de pensamiento de izquierdas, fundamentalmente anticapitalistas, que en España pueden crear consensos de fuerzas políticas y movimientos sociales, propiciando en ese país cambios políticos aún más afines al gobierno bolivariano.”

Toda vez que esos representantes de las “escuelas de pensamientos de izquierdas”, miembros e incluso directivos de la Fundación CEPS, que fueron contratados como asesores del gobierno bolivariano no son otros que los  actuales líderes de Podemos, fue fácil concluir que este partido recibió financiamiento extranjero para su creación. Como en España la financiación de un partido político por parte de un país es delito, la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional investiga si Podemos fue financiado por Venezuela.

De lo que no cabe duda es que los fundadores de Podemos cobraron sumas más que importantes del gobierno chavista a través de la Fundación CEPS.  Se sabe que Pablo Iglesias, durante los años 2.006 y 2.007 estuvo trabajando en Venezuela. Iñigo Errejón fue el Director de Investigación de Identidades Políticas de la Fundación GIS XXI, dirigida por Jessie Chacón, prohombre del chavismo. Juan Carlos Monedero fue uno de los fundadores, en el 2.005, del Centro Internacional Mirada adscrito al ministerio de Educación Universitaria de Venezuela y durante varios años su responsable de formación; además, y es lo que hay que destacar, entre el 2.005 y el 2.010 fue el asesor directo del presidente Chávez. Todos ellos son responsables del diseño y puesta en práctica de estrategias políticas de Hugo Chávez, incluso para tratar de controlar a la oposición, así como de políticas públicas más conocidas como las Misiones. Pero además, su presencia y asesoramiento incidió, en mucho, en la acción del gobierno chavista razón por lo cual son corresponsables, al menos políticamente,  del desastre y de la crisis humanitaria que actualmente vive Venezuela.

Por otra parte, a través de sus programas de televisión en suelo español se convirtieron en exegetas de la mal llamada “revolución bolivariana”. Nunca han recibido, especialmente Pablo Iglesias, a Lilian Tintori o a Mitzy Capriles, esposas de Leopoldo López  y Antonio Ledezma, respectivamente., Por lo que no  han apoyado la liberación de los presos políticos en Venezuela, ni condenado las violaciones de los derechos humanos que realiza el régimen venezolano.

Por todo esto tenemos que calificar de chavistas a quienes hoy en día se arropan en manto democrático, y levantan la voz contra otros en las Cortes por no reconocer los derechos humanos, pero son incapaces de condenar el estado de cosas nefastas que ocurren en Venezuela.

Podemos es chavismo.

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Publicado en www.elcorreodelorinoco.com el 08.04.2016.