miércoles, 30 de marzo de 2016

Preso pero libre

Fernando Gerbasi

Este es el titulo del libro que Leopoldo López escribió desde la cárcel militar de Ramo Verde, donde se encuentra recluido desde el 18 de febrero de 2014. Fue publicado por la Editorial Península del Grupo Planeta y presentado, con amplia repercusión mediática, en la sede del gobierno de la Comunidad de Madrid.

“Preso pero libre” es un libro esencial para comprender lo ocurrido, durante los dos últimos años, en la tormentosa vida política de nuestro país. A través de el conocemos el día a día de un preso político venezolano, de cómo se organiza para ser  resiliente, es decir, capaz de adaptarse  a esa nueva situación  adversa que lo afecta directamente a el y a su familia. Pero también descubrimos a un hombre que, al asumir su lucha política, se hace cada vez más fuerte, esencialmente en lo más profundo de su ser. Fuerte en su voluntad de mantener incólume su dignidad; fuerte en sus profundas convicciones, tanto personales como políticas; fuerte en su visión de lo que ha de ser Venezuela y hacia que democracia debe enrumbarse.

En el libro también se deja constancia del comportamiento perverso y maligno de ciertos militares directores de Ramo Verde, que guiados por su afán de ganar méritos ante sus superiores e incapaces de medir las consecuencias de sus actos, ya sea por carencia de educación o ignorancia de acuerdos internacionales, en particular los relativos a la promoción y defensa de los derechos humanos, actúan de manera bárbara no cónsona con el trato que se debe dar a un preso y más particularmente político.

Una de las frases que llama la atención del lector es la siguiente: “Algunos compañeros de la oposición, por temor o ignorancia, piensan que la lucha no violenta es pasiva, es contemplativa, es complaciente. Todo lo contrario”.

Esta frase es parte importante de las reflexiones de  Leopoldo López sobre los riesgos de la lucha por la libertad, en su libro “Preso pero libre”.  Ellas están contenidas en el capítulo 7 del libro, que constituye en si mismo, y ello sin quitarle méritos a los otros capítulos, el meollo del libro. Leopoldo reflexiona y  analiza las razones de su lucha política, que ha estado influenciada en mucho por hombres como Rómulo Betancourt, Nelson Mandela, Martín Luther King y Mahatma Gandhi.

Para lograr los cambios profundos que requiere el país Leopoldo llega a la conclusión que es necesario asumir riesgos. Esto es fundamental para derrotar el miedo paralizante frente a la administración del terror por parte del régimen, e incita a otros dirigentes de la oposición a que sean capaces de asumir riesgos. No obstante, los riesgos los asume en el contexto de la lucha no violenta, que es “irreverente y desafiante”.

El más grande exponente de la filosofía ético-política de la no violencia fue Mahatma Gandhi, y a través de ella logró su objetivo, la independencia de la India. Para él la no violencia no puede entenderse como pasividad ante ciertas situaciones, por el contrario, ellas deben enfrentarse mediante la utilización de métodos no violentos. Estos pueden ser la desobediencia civil, la huelga de hambre, la protesta, la no colaboración, la huelga o la manifestación pacífica como hizo él, acompañado por una multitud,  en la famosa Marcha de la Sal.  También la utilizó Martín Luther King,  en su célebre Marcha sobre Washington que concluyó con su célebre discurso “Tengo un sueño”. Ciertamente y ello es lo esencial, la no violencia rechaza la violencia ya que ésta engendra violencia.

Según Leopoldo López, la democracia debe promover, permitir y garantizar que todos los derechos sean para todas las personas. Para ello son esenciales tres condiciones. En primer lugar un Estado que asuma plenamente sus responsabilidades en materia de educación, salud, seguridad social, seguridad ciudadana, etc. En segundo lugar, una justicia independiente que garantice  que ningún ciudadano quede excluido de sus propios derechos.  Y finalmente, que las organizaciones sociales y los propios ciudadanos defiendan permanentemente sus propios derechos.

En la Venezuela de hoy no circula este libro por temor a su contenido. Es un escrito de un hombre libre que lucha por la promoción y vigencia de  la libertad en una sociedad democrática, en la que cada individuo pueda ejercer y disfrutar plenamente todos sus derechos, sean estos políticos, sociales, económicos, culturales  o públicos. En fin, un país nuevo, un país distinto al que conocemos desde hace 17 años.

Publicado en elcorreodelorinoco.com

@fernandogerbasi

martes, 8 de marzo de 2016

Un prisionero de consciencia

Fernando Gerbasi

A principios de  1961 el abogado inglés Peter Benesson, en compañía de un pequeño grupo de colegas, académicos y escritores, lanzó una campaña mundial - Llamado por una amnistía 1961- en favor de los prisioneros de consciencia y su pronta liberación. Tal fue el apoyo masivo que recibió el Llamado que la campaña se convirtió en una ONG, Amnistía Internacional, reconocida hoy en día como la principal institución internacional defensora de los derechos humanos, razón por la cual le fue otorgado, en 1977,  el Premio Nobel para la Paz.

Ellos fueron los primeros en definir al prisionero de consciencia, y lo hicieron de esta manera: «Cualquier persona a la que se le impide físicamente (por prisión u otras causas) expresar (en cualquier forma de palabras o símbolos) cualquier opinión que mantiene honestamente y que no defiende ni justifica la violencia personal».

El 18 de febrero de 2014, el líder político venezolano Leopoldo López fue encarcelado y acusado injustamente del delito de asociación, instigación a delinquir, delitos de intimidación pública, incendio a edificio público, daños a la propiedad y lesiones graves. Otras personas, incluyendo cuatro inocentes estudiantes, fueron acusados al igual que López con la clara intención de montar una patraña en su contra.

Leopoldo López fue condenado el 10 de septiembre de 2015, a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de prisión, en una clara demostración de la absoluta falta de independencia e imparcialidad judicial en Venezuela. Además, el juicio fue totalmente amañado, con base a pruebas  falsas y carentes de credibilidad, como de ello dejó constancia ante la opinión pública internacional, en el mes de octubre del mismo año, quien fuera su fiscal acusador, Franklin Nieves.

A raíz de esta ignominia, la directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Rosas declaró “Los cargos contra Leopoldo López nunca fueron adecuadamente sustanciados y la sentencia de prisión en su contra tiene una clara motivación política. Su único ‘crimen’ es ser líder de un partido opositor en Venezuela.” Y luego agregó, “es un prisionero de consciencia y debe ser liberado inmediata e incondicionalmente.”

El pasado 3 de marzo, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, a iniciativa del prestigioso bufete español de abogados Cremades & Calvo-Sotelo y ante una muy nutrida y acreditada audiencia, se presentó el Manifiesto de juristas por los derechos humanos en Venezuela, libertad para Leopoldo López. Este documento fue suscrito por más de 1.200 juristas de unos 20 países, entre los que destacan Felipe González y José María Aznar, pero también Javier Cremades, el ex ministro de justicia español Alberto Ruiz Gallardo, la ex comisaria de Relaciones Exteriores de la UE Benita Ferrero-Waldner y Alfonso Valdivieso, ex fiscal general de Colombia, por tan solo citar algunos.


Para este notorio conjunto de juristas internacionales, las causas del encarcelamiento de López se encuentran en “…el actual régimen político venezolano (que) representa: un sistema que ha falseado la democracia, violando los derechos humanos y la separación de poderes, sin independencia judicial, sin seguridad jurídica y sin recatarse en reprimir la libertad de prensa y cualquier otro instrumento de control del poder. Bajo la apariencia de un Estado con Constitución, la realidad actual de la organización política venezolana es la de un régimen populista que, al no garantizar los derechos humanos, la división de poderes y el pluralismo político, contradice abiertamente los principios básicos del Estado constitucional democrático.”

En el Manifiesto se considera que, dadas las gravísimas vulneraciones de derechos cometidas durante el juicio, ha de considerarse la sentencia radicalmente nula y por tanto los firmantes exigen la inmediata e incondicional liberación de Leopoldo López así como de los estudiantes condenados.

Estas voces se unen a las de gobiernos,  ex presidentes latinoamericanos, intelectuales de distintas partes del mundo, ONG internacionales defensoras de los derechos humanos, que todas claman por la inmediata liberación de Leopoldo López, como consecuencia de la encomiable campaña que a nivel mundial han llevado a cabo su esposa, Lilian, su madre, su padre y su hermana, lo que ha hecho que Leopoldo sea reconocido y declarado la figura emblemática  de los presos de consciencia de todo el mundo.

@fernandogerbasi

 Publicado en elcorreodelorinoco.com el 07 de marzo de 2016.