Fernando
Gerbasi
Gobiernos anteriores
al de Santos emprendieron, con mayor o menor éxito, procesos de paz en la
búsqueda de soluciones a estas casi cinco décadas de conflicto armado. Los primeros esfuerzos a favor de la paz
se realizaron al final del gobierno de
Julio César Turbay Ayala (1978 – 1982), quien dictó la primera Ley de Amnistía
en la historia reciente de Colombia.
Como esta Ley no fue el resultado de un proceso de diálogo y
negociación, la guerrilla la rechazó. Consecuentemente, Turbay Ayala creó una
Comisión de Paz encabezada por el ex presidente Carlos Lleras Restrepo, pero
ésta fracasó.
El gobierno de Belisario
Betancur suscribió, el 28 de mayo de 1984, los Acuerdos de la Uribe, que
llevaron a un cese al fuego inmediato por parte de las FARC y a la
incorporación de muchos de sus miembros a la Unión Patriótica, que luego participaron
en las elecciones de 1986, obteniendo la mayor votación alcanzada hasta
entonces por la izquierda, lo que se
tradujo en 5 senadores, 9 representantes a la Cámara, 351 concejales y 23
alcaldes. Lamentablemente varios de esos electos y dirigentes y miembros de la
Unión Patriótica fueron asesinados, alcanzándose la cifra, según algunos, de 3.000 muertos. Esto fue un importante
retroceso que marcará por siempre la posición de las FARC para reintegrarse a
la vida civil.
Virgilio Barco
negoció con éxito la desmovilización del M-19 en marzo de 1.990, y en mayo la
de la mayoría del Ejercito Popular de Liberación (EPL). César Gaviria, en mayo
de 1.991, logró la desmovilización del movimiento indígena guerrillero Quintín
Lame. Además, a raíz de la toma de la sede de la Embajada de Venezuela en
Bogotá el 1º de mayo de 1991, para presionar una negociación, por parte de la
Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, que además de las FARC la integraban el ELN y la
disidencia del EPL, se iniciaron el
3 de junio de 1991, los Diálogos de Caracas que luego de tres meses fueron
trasladados a Tlaxcala, en México, donde rápidamente fracasaron. Lo que había
comenzado mal debía terminar mal.
Durante el gobierno de Ernesto Samper (1994 - 1998) el proceso más
destacado se intentó con el ELN y el EPL, en las llamadas conversaciones de
Maguncia, en Alemania. En julio de 1998 se firmó el famoso acuerdo de Puerta
del Cielo, en la ciudad de Maguncia, que contemplaba el desarrollo de una
Convención Nacional, como espacio para la solución de los problemas sociales y políticos
de Colombia. Dicho proceso se quedó en buenas intenciones, a raíz de la precariedad intrínseca del gobierno Samper.
El proceso llevado a
cabo por Andrés Pastrana (1998 - 2002), en San Vicente del
Caguán, fue quizás el mas importante de todos y se inició el 7 de febrero de
1999, concluyendo el 20 de febrero de 2002. Este proceso fracasó, esencialmente, porque las FARC-EP
creían que aún era posible una victoria militar y aprovecharon las facilidades
dadas en la famosa zona de distensión para secuestrar, asesinar, importar armamentos, exportar drogas y mejorar
su maquinaria militar.
El 7 de agosto de
2010, Juan Manuel Santos tomó posesión del cargo de presidente de la República
de Colombia y a los pocos días comenzó, tal como lo confesara posteriormente, a
escrutar las posibilidades de entablar conversaciones de paz con las FARC-EP.
Acompañados por los gobiernos de Cuba y Noruega, representantes del gobierno
colombiano mantuvieron conversaciones exploratorias con las FARC durante año y
medio lo que permitió, a partir del 23 de febrero de 2012, iniciar un proceso
mas intenso de diálogo en La Habana que culminó, el 26 de agosto de ese mismo
año con la suscripción del “Acuerdo General para la terminación del conflicto y
la construcción de una paz estable y duradera”.
Este Acuerdo, que establece
los principios y procedimientos para las negociaciones, fue firmado por
representantes del gobierno de Colombia, de las FARC-EP, y en calidad de
testigos por representantes de los gobiernos de Cuba y de Noruega. Sin lugar a
dudas este Acuerdo representa una hoja de ruta realista, que no prevé un cese
al fuego previo y establece claramente que las conversaciones “se darán bajo el
principio que nada está acordado hasta que todo esté acordado”.
En el Acuerdo
General las partes deciden iniciar conversaciones directas e ininterrumpidas
sobre los temas convenidos, en La Habana, Cuba y éstas se desarrollan, a partir
del 19 de noviembre de 2012, por lo que el proceso cumple hoy exactamente
cuatro meses. Concuerdan, además, que los gobiernos de Cuba y Noruega actúen
como garantes del proceso y los de Chile y Venezuela como acompañantes.
La Agenda, con base
a la cual se desenvuelven las conversaciones es la siguiente:
1.- Política de desarrollo agrario integral:
Tema fundamental que tiene que ver con la erradicación de la pobreza, las
políticas sociales, formalización de la propiedad de la tierra, estímulo a la
producción agropecuaria y la seguridad alimentaria pero no incluye una reforma
agraria. El conflicto armado colombiano encuentra su razón de ser en el tema de
la tenencia de la tierra; ya que las FARC nacen, en 1964, de un grupo de
autodefensa campesina. Según las Naciones Unidas, Colombia es uno de los países
más desiguales en el mundo en materia de tenencia de la tierra: 52% de la gran
propiedad está en manos de apenas el 1,15% de la población. El conflicto ha
dejado cuatro millones de desplazados y el despojo de tierras han sido una de
sus constantes. Consecuentemente y según el Ministerio de Agricultura
colombiano, el 38% de las demandas de restitución de tierras provienen de
víctimas que fueron desplazadas por la guerrilla.
2.- Participación política: Debe determinar
las garantías que han de darse a la guerrilla y movimientos afines como la
“Marcha Patriótica”, para su futura participación política. Las dificultades de
tipo legal son considerables, independientemente de la existencia del llamado
Marco Legal para la Paz, que aún tiene
que ser reglamentado, pero que por el momento admite que el gobierno dialogue
con terroristas y criminales, que pueda alcanzar acuerdos en materia de
justicia transicional que facilite la reducción de penas, incluso en caso de
violaciones de derechos humanos y, finalmente, concede a los jefes guerrilleros
ejercer el derecho de sufragio pasivo, pudiendo alcanzar cargos políticos y
crear partidos políticos.
3.- Fin del conflicto: Es quizás el tema más
complejo, desde todo punto de vista. Recubre el cese al fuego, la suspensión
definitiva de hostilidades, la dejación de las armas, la reincorporación de los
combatientes de las FARC a la vida civil y las correspondientes garantías de
seguridad durante todo el proceso.
4.- Solución al problema de las drogas ilícitas:
Se lograr, particularmente, la sustitución de cultivos, programas de prevención
del consumo y salud pública y solución al problema de la producción y
comercialización de narcóticos. Según la
Revista Dinero, colombiana, del 14 de septiembre de 2012, las FARC controlan el
60% de los cultivos de coca y del narcotráfico en Colombia por lo que obtienen
hasta 1.500 millones de dólares al año.
5.- Víctimas: Según la presidencia de
Colombia la cifra de víctimas del conflicto es de al menos 5 millones de
personas. Ello significa que como mínimo un 12% de la población del país es o
ha sido víctima del conflicto. Las partes deben determinar cómo resarcirlas, en
lo que respecta a las violaciones de derechos humanos y el conocimiento de la
verdad. Es importante destacar que recientemente las FARC admiten, por primera
vez, que ellos no solo han sido víctimas sino que también han sido victimarios.
Esto es un paso muy valioso para facilitar acuerdos en este tema.
6.- Implementación, verificación y refrendación:
Tienen que negociar cómo será el acompañamiento internacional, el cronograma a
aplicar y el correspondiente presupuesto.
¿Por qué ahora es mas factible
alcanzar la paz?
Por variadas y
múltiples razones.
1.
En
primer lugar, porque hay un cambio drástico en la correlación de fuerzas en lo
militar y en lo político, con relación a las FARC. En el año 2001 las FARC estaban constituidas
por 16.000 guerrilleros, ahora son tan sólo 8.000, o mas precisamente 7.850,
según el presidente Santos; consecuentemente, han perdido presencia
en gran parte del territorio colombiano y capacidad de acción. Además, su liderazgo está debilitado pues
muchos comandantes están presos o han muerto, y la mayoría están fuera de
Colombia. Todo ello es consecuencia de la ejecución del Plan Colombia, el Plan
Patriota y la política de Seguridad Democrática del presidente Álvaro Uribe.
2.
En
segundo lugar, el marco geopolítico regional ha cambiado. Las fuerzas de
izquierda de América Latina, de distinta tendencia, han buscado y logrado
llegar al poder durante la última década por la vía electoral. Los presidentes
Chávez, Correa y Morales han alentado estos diálogos de paz y le han señalado a
las FARC, públicamente, que el camino para lograr la justicia social no es por
vía de la lucha armada sino por la vía política.
3.
En
tercer lugar, tanto a nivel regional como internacional, los gobiernos y la
opinión pública son favorables a una negociación para ponerle fin a un
conflicto que hoy en el mundo es extemporáneo. Esta presión también actúa para
que las FARC abandonen la lucha armada como una forma de hacer política.
4.
En
cuarto lugar, no hay, como en otras ocasiones, un preacuerdo de cese de hostilidades. En otras
palabras mientras se negocia la guerra continua.
5.
En
quinto lugar, la existencia de una estrategia convenida, por ambas partes para
terminar el conflicto, que incluye un acuerdo con reglas de funcionamiento convenidas.
6.
En
sexto lugar, se cuenta, desde ya, con el acompañamiento internacional.
7.
En
séptimo lugar pero no por ello no menos importante, puesto que le conviene a
ambas partes, está la cuestión de la reelección presidencial. El presidente
Santos pretende la reelección y un acuerdo de paz contribuiría de manera
definitiva a ello, amén que como todo presidente colombiano de las últimas
décadas, quiere pasar a la historia como el presidente de la paz. Por su parte
las FARC buscan insertarse en la vida política
en el marco de garantías convenidas y la reelección del presidente Santos es
quizás la única garantía de que los compromisos adquiridos se ejecutarán.
¿Cuál ha sido el aporte de Venezuela al
proceso de paz?
Venezuela, desde
siempre, ha estado dispuesta a contribuir a la paz de Colombia. Cuando decimos
que la paz de Colombia es la paz de Venezuela lo hacemos conscientes de que
ello es cierto pues tendremos entonces la posibilidad cierta de combatir y erradicar
de nuestro territorio el secuestro, la extorsión, la vacuna y el uso de nuestro
suelo patrio como aliviadero de la guerrilla colombiana.
Ya en el año de 1989
nuestro país se hace presente, en la persona del General de Brigada Ernesto
Uzcátegui Sandoval, quien al frente de un pequeño grupo de oficiales y
suboficiales venezolanos, conformó la comisión que verificó la entrega y
destrucción de armas por parte del M-19, incluyendo las de su líder Carlos
Pizarro.
Más tarde, como ya
comenté, en 1991 tuvieron lugar en Caracas los diálogos de paz entre la
Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar y el gobierno colombiano.
Durante todo el
proceso de paz de San Vicente de Caguán participamos como acompañantes junto a
una veintena de otros países.
Ahora, en el actual
proceso, participa el Gobierno Bolivariano como acompañante. Al respecto vale
la pena formular algunos comentarios. Cuando el presidente Chávez actúo como
mediador en la búsqueda de un acuerdo humanitario entre las FARC y el gobierno
colombiano, a finales de 2007, su exagerada locuacidad e imprudencia obligó al
entonces presidente Uribe a cesarlo en la mediación. En esta ocasión el
gobierno bolivariano ha mantenido absoluto silencio sobre el alcance y
contenido de su participación. No obstante, en Colombia, analistas, el gobierno
de ese país y las propias FARC agradecen el apoyo dado por Chávez y su gobierno
e incluso Iván Márquez y otros cercanos al gobierno colombiano llegan a señalar
que sin su participación el proceso no hubiera sido posible. Por qué?
Los gobiernos del
presidente Chávez siempre fueron un apoyo político e ideológico para las FARC,
y según las circunstancias políticas,
sus vínculos fueron mas o menos intensos entre ellos. Esto está
ampliamente explicado en el libro “Los documentos de las FARC: Venezuela,
Ecuador y el archivo secreto de Raúl Reyes” del Instituto Internacional de
Estudios Estratégicos de Londres.
Ahora bien, cuando
se negoció en La Habana y se suscribió, el 26 de agosto de 2012, el “Acuerdo
General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable
y duradera”, se afirmó que ese proceso contó y ha si quedó plasmado en el
primer párrafo del documento, “con el apoyo del Gobierno de la República
Bolivariana de Venezuela como facilitador de logística y acompañante;”.
¿Cómo entender la
expresión “facilitador de logística”? Según analistas colombianos ello
significa, y compartimos este criterio, un reconocimiento al gobierno
venezolano como garante de la seguridad de los jefes y negociadores guerrilleros,
que en su mayoría se encuentran en territorio venezolano, así como por haberles
facilitado sus desplazamientos, en particular a La Habana, y prestar su
territorio, durante el proceso preparatorio para reuniones entre el gobierno colombiano y
las FARC. Toda vez que el proceso exploratorio, por parte del gobierno Santos,
comenzó desde que éste asumió el poder en agosto de 2010, esta expresión permite comprender el alcance y
sentido de la frase del presidente Santos
al calificar al presidente Chávez de “Mi nuevo mejor amigo”. Además, esta
participación venezolana desde los inicios es sin lugar a dudas una de las
razones fundamentales en el mejoramiento sorprendente de las relaciones
diplomáticas bilaterales a partir del 10 de agosto de 2010.
¿Cómo ven los colombianos el
proceso?
Según encuestas realizadas
por IPSOS Napoleón Franco, en septiembre y luego en noviembre 2012, los
colombianos en una primera instancia apoyaron los diálogos de paz en un 77%, lo
que luego cayó a un 57%. Si bien 54% eran optimistas en septiembre en cuanto a los resultados, esta cifra pasó a ser
tan sólo de un 41% dos meses después. 78% se oponen a que los líderes de las
FARC no vayan a la cárcel y 72% a que tengan una futura participación en la
vida política del país. En un 65% rechazan la participación del presidente Chávez
como acompañante internacional.
Por su parte la
Encuestadora Gallup realizó encuestas en octubre de 2012 y mas recientemente en
febrero de 2013. Las cifras arrojadas
son las siguientes:
En octubre de 2012 un
72% estaban de acuerdo con que el gobierno hubiera iniciado conversaciones de
paz con las FARC pero en febrero de este año ello bajó a un 62%. Igualmente,
hoy en día 62% no cree que se llegue a un acuerdo de paz cuando en octubre de
2012 ese porcentaje era de 57%. Además, el 79% rechazan que los miembros de las
FARC, una vez hayan dejado las armas, puedan participar en política sin ir a la
cárcel; porcentaje cercano, por cierto, al de la encuestadora IPSOS Napoleón
Franco.
Lo anterior, unido a
otros factores, particularmente el férreo ataque al gobierno y la oposición
frontal al proceso de paz por parte del ex presidente Uribe y sus seguidores, se
ha traducido en una caída importante de la popularidad del presidente Juan
Manuel Santos ya que mientras un 44% lo
aprueba un 47% lo desaprueba.
¿Hay progresos en La
Habana?
A pesar del hermetismo de las partes, comprensible si se tiene en mente que
se negocia bajo el principio que “nada está acordado hasta que todo este acordado”, y de la lentitud que
el proceso de La Habana ha mostrado, hay razones para pensar que se han
producido avances e importantes.
El 22 de febrero de
2013, Timochenko, Jefe de las FARC, le envió una carta al presidente Santos en
la que, entre otras cosas, reconoce que han ocurrido avances importantes en La
Habana. Pero una semana después, Iván Márquez, jefe negociador de las FARC, le
reconocía a la periodista María Jimena Duzán, de la Revista Semana que se
habían redactado “dos o mas cuartillas de acuerdos”. El reconocimiento de la
existencia de importantes avances fue reiterado por Rodrigo Granda el día de
ayer.
Por su parte el
gobierno colombiano es mas parco, aunque trascendió que en una reciente reunión
con empresarios el Presidente Santos señaló que los avances eran tales que ya
se podía dar por cerrado el punto 1 de la agenda, es decir, el relativo al
desarrollo agrícola integral. Quizás el mas difícil.
Por otra parte, el
presidente Santos ha dado un vuelco a su actitud pública frente al proceso de
paz. Durante los últimos meses venia actuando en forma incomprensible para algunos,
lo que le valió fuertes criticas, pues
así como lo apoyaba también amenazaba con levantarse de la mesa de negociación.
Ahora decidió, en reunión con sus asesores, impulsar abiertamente el proceso en
conjunción con la búsqueda de su reelección en las elecciones presidenciales
que tendrán lugar en el 2014.
¿Estamos a las puertas de un acuerdo de paz?
Ciertamente hay obstáculos al proceso como son el clima de
opinión hostil que existe en Colombia frente a las FARC, los ataques constantes
y permanentes del ex presidente Uribe al proceso, los tiempos jurídicos y electorales que giran
en torno a la negociación pues la justicia transicional, fundamental para un
acuerdo, requiere de una ley que puede demorarse por lo menos un año en el
Congreso y finalmente las garantías para la implementación de lo acordado.
Incluso a nivel militar.
No obstante lo anterior, hay que constatar la actitud positiva mostrada por
los equipos negociadores en La Habana. Entre ellos se ha generado confianza y
respeto. A pesar de la ofensiva militar, de una y otra parte, se han mantenido
las conversaciones. Las FARC aceptaron negociar fuera de Colombia cuando antes insistían en el despeje de un territorio en Colombia. La agenda
convenida es muy realista ya que el único punto doctrinario es el de la tierra,
el resto son puntos que atañen a la entrega de armas y garantías políticas, más
fáciles de resolver.
Se piensa que para mediados de este año, en mi opinión debería ser hacia el
cuarto trimestre, es muy posible que se firme el acuerdo de paz. Ello no
traería la paz de inmediato a Colombia. Aún faltaría pasar por la
implementación, incluyendo la ley que ha de discutir el Congreso colombiano en
materia de justicia transicional así como la posibilidad de un referendo, idea
asomada por el presidente Santos, para darle soporte popular al acuerdo. Por
ello es que es tan importante, tanto para la paz de Colombia así como garantía
para las FARC, la futura reelección del presidente Santos pues los otros
posibles candidatos, al menos de palabra y por ahora, son críticos de los
diálogos de La Habana.
Finalmente he de destacar que la paz en Colombia, y es fundamental que las
autoridades de ese país así lo comprendan, será más duradera y sustentable en la medida en
que en nuestro país haya un gobierno apegado y respetuoso de los principios y
valores democráticos, consagre la independencia de los poderes públicos, el respeto al Estado de derecho, de impulso a
la iniciativa privada y a la economía de mercado. Esto solo será posible con un
cambio de gobierno en las próximas elecciones presidenciales. Seguir pensando
que cualquier cambio político en Venezuela generaría inestabilidad en el país y
en la región, solo encuentra cabida en los que anteponen sus propios intereses
por encima de los de los otros.
Caracas, 19 de marzo
de 2013.